GUI ROSEY
Francia-1896
BANDERA NEGRA (FRAGMENTO)
Lugares colmados de llamas
donde mi andar gótico rehace el gesto fantasmal de la sangre
contra la vida iluminada por sonrientes rubores de corrupción
se yergue sorprendente
la experiencia de la palabra
contra la vida tomada en su fuente de desventuras
oh recuerdos relámpagos parecidos a grandes dogos que se ponen como soles
contra la esperanza abierta como una herida ornada de pedrerías
se eleva la palabra en el aire del tiempo
y hace que un hermoso poema arranque ojos en lugar de lágrimas
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
He aquí la totalidad de los siglos pasados por las armas
cabeza de madera en la cual el ojo izquierdo sólo parpadea para
salvar al otro de la miseria
lo único creíble en el seno vaporoso de las geografías venenosas
son las fugas imprecisas de rostros encadenados por horribles palideces
es la obra simbólica de sabios microbios en el fondo de las
apasionantes cavernas de la materia
es el monumento irracional de la tempestad que derriba a la virtud
y el inviolable desorden
con una voz desesperada
Ahora que los proverbios seductores viajan a costa de los ojos
los brazos carecen de recuerdo y caen a lo largo del cielo
todos los dioses han vuelto a entrar en sus conchas
y la muerte con vestimenta de soldado
coloca al terror blanco en vitrina
en las patrias recién pintadas
he aquí que llegan por senderos azotados por una fiebre lenta
el tiempo de las grandes mudas nocturnas
del terciopelo y de los encantamientos lúcidos
en los que el hombre
destructor de muertos y palabras
escala el oro escarpado
lleno de ruidos
como una selva virgen ...
A LA MUY LEJANA
A la muy lejana
una confidencia
A la muy próxima
un beso.
A la tierra
un viaje a espaldas de las rutas
Al cielo
una oración a espaldas de las palabras
A mis amigos
algún juguete que haga creer en la felicidad
A los que no conozco
la felicidad para que hagan con ella un juguete
A los misterios
algunas flores
A la naturaleza
un monstruo para vigilarla
A los que han engañado
el medio de tener éxito sin que lo parezca
A los que no me creen
la locura por la música
A los que no han conocido el amor
el modo de volverse gigantes
A los que lo han conocido
el modo de volverse infinitamente pequeños
A los que reciben la visita de la luna
sábanas inmaculadas para la muda de las nubes
A los que carecen de vicios
el medio de tener miedo de sí mismos
una confidencia
A la muy próxima
un beso.
A la tierra
un viaje a espaldas de las rutas
Al cielo
una oración a espaldas de las palabras
A mis amigos
algún juguete que haga creer en la felicidad
A los que no conozco
la felicidad para que hagan con ella un juguete
A los misterios
algunas flores
A la naturaleza
un monstruo para vigilarla
A los que han engañado
el medio de tener éxito sin que lo parezca
A los que no me creen
la locura por la música
A los que no han conocido el amor
el modo de volverse gigantes
A los que lo han conocido
el modo de volverse infinitamente pequeños
A los que reciben la visita de la luna
sábanas inmaculadas para la muda de las nubes
A los que carecen de vicios
el medio de tener miedo de sí mismos
España-1907
OCTAVIO PAZ
México-1914
JUNTO AL MAR
No pastoreas tú el mar. Ni yo lo aro.
Al verlo despertóse en mí la angustia
creyéndolo gemelo de la tierra.
¡El mar no acaba, el mar se crece
y es mar que come cielo oscuro
y tierra delicada de la orilla!
Metiéndome yo en él, ya no soy Eva.
No pienso, no me muevo, me abandono...
Flotándolo me entrego y se me entrega
en un largo tomar que me desangra.
La fuerza que contiene en su sustancia
renace y muere en sí. Es Dios el mar.
¡Es el mar áspero, criatura
de Dios eterna: su morada!
,
Estaba hecho y sigue así: el mar continuo.
Temí al encontrármelo tendido
que hubiéramos de hendirlo con la reja,
sacándole las flores de su espuma.
¡Y entrándole frenética
me coge con sus ondas que no acaban,
deshace mis cansancios; me adormece!
Su cuerpo funde el mío, lo levanta
igual que a un fruto vorazmente agasajado.
¡Mar, oh mar, que eres
ardiente barro deshecho!
Tierras para ir no las quisiera.
¡Déjame en el mar,
que me penetre siempre el mar!
Mecida dulce o brutalmente; poseída
o rechazada sin soltarme de sus brazos.
¡Oh mar de Dios, mar desatinado y mío,
mar que abrasas
mi cuerpo avaricioso de tu cuerpo!
Al verlo despertóse en mí la angustia
creyéndolo gemelo de la tierra.
¡El mar no acaba, el mar se crece
y es mar que come cielo oscuro
y tierra delicada de la orilla!
Metiéndome yo en él, ya no soy Eva.
No pienso, no me muevo, me abandono...
Flotándolo me entrego y se me entrega
en un largo tomar que me desangra.
La fuerza que contiene en su sustancia
renace y muere en sí. Es Dios el mar.
¡Es el mar áspero, criatura
de Dios eterna: su morada!
,
Estaba hecho y sigue así: el mar continuo.
Temí al encontrármelo tendido
que hubiéramos de hendirlo con la reja,
sacándole las flores de su espuma.
¡Y entrándole frenética
me coge con sus ondas que no acaban,
deshace mis cansancios; me adormece!
Su cuerpo funde el mío, lo levanta
igual que a un fruto vorazmente agasajado.
¡Mar, oh mar, que eres
ardiente barro deshecho!
Tierras para ir no las quisiera.
¡Déjame en el mar,
que me penetre siempre el mar!
Mecida dulce o brutalmente; poseída
o rechazada sin soltarme de sus brazos.
¡Oh mar de Dios, mar desatinado y mío,
mar que abrasas
mi cuerpo avaricioso de tu cuerpo!
México-1914
ENVÍO
Tal sobre el muro rotas uñas graban
un nombre, una esperanza, una blasfemia,
sobre el papel, sobre la arena, escribo
estas palabras mal encadenadas.
Entre sus secas sílabas acaso
un día te detengas: pisa el polvo,
esparce la ceniza, sé ligera
como la luz ligera y sin memoria
que brilla en cada hoja, en cada piedra,
dora la tumba y dora la colina
y nada la detiene ni apresura.
un nombre, una esperanza, una blasfemia,
sobre el papel, sobre la arena, escribo
estas palabras mal encadenadas.
Entre sus secas sílabas acaso
un día te detengas: pisa el polvo,
esparce la ceniza, sé ligera
como la luz ligera y sin memoria
que brilla en cada hoja, en cada piedra,
dora la tumba y dora la colina
y nada la detiene ni apresura.
”
RELÁMPAGO EN REPOSO
Tendida,
piedra hecha de mediodía,
ojos entrecerrados donde el blanco azulea,
entornada sonrisa.
Te incorporas a medias y sacudes tu melena de león.
Luego te tiendes,
delgada estría de lava en la roca,
rayo dormido.
Mientras duermes te acaricio y te pulo,
hacha esbelta,
flecha con que incendio la noche.
El mar combate allá lejos con espadas y plumas.
piedra hecha de mediodía,
ojos entrecerrados donde el blanco azulea,
entornada sonrisa.
Te incorporas a medias y sacudes tu melena de león.
Luego te tiendes,
delgada estría de lava en la roca,
rayo dormido.
Mientras duermes te acaricio y te pulo,
hacha esbelta,
flecha con que incendio la noche.
El mar combate allá lejos con espadas y plumas.
VISITAS
A través de la noche urbana de piedra y sequía
entra el campo a mi cuarto.
Alarga brazos verdes con pulseras de pájaros,
con pulseras de hojas.
Lleva un río de la mano.
El cielo del campo también entra,
con su cesta de joyas acabadas de cortar.
Y el mar se sienta junto a mí,
extendiendo su cola blanquísima en el suelo.
Del silencio brota un árbol.
Del árbol cuelgan palabras hermosas
que brillan, maduran, caen.
En mi frente, cueva que habita un relámpago...
Pero todo se ha poblado de alas.
entra el campo a mi cuarto.
Alarga brazos verdes con pulseras de pájaros,
con pulseras de hojas.
Lleva un río de la mano.
El cielo del campo también entra,
con su cesta de joyas acabadas de cortar.
Y el mar se sienta junto a mí,
extendiendo su cola blanquísima en el suelo.
Del silencio brota un árbol.
Del árbol cuelgan palabras hermosas
que brillan, maduran, caen.
En mi frente, cueva que habita un relámpago...
Pero todo se ha poblado de alas.
A LA ORILLA
Todo lo que brilla en la noche,
collares, ojos, astros,
serpentinas de fuegos de colores,
brilla en tus brazos de río que se curva,
en tu cuello de día que despierta.
La hoguera que encienden en la selva,
el faro de cuello de jirafa,
el ojo, girasol del insomnio,
se ha cansado de esperar y escudriñar.
Apágate,
para brillar no hay como los ojos que nos ven:
contémplate en mí que te contemplo.
Duerme,
terciopelo de bosque,
musgo donde reclino la cabeza.
La noche con las olas azules va borrando estas palabras,
escritas con mano ligera en la palma del sueño.
collares, ojos, astros,
serpentinas de fuegos de colores,
brilla en tus brazos de río que se curva,
en tu cuello de día que despierta.
La hoguera que encienden en la selva,
el faro de cuello de jirafa,
el ojo, girasol del insomnio,
se ha cansado de esperar y escudriñar.
Apágate,
para brillar no hay como los ojos que nos ven:
contémplate en mí que te contemplo.
Duerme,
terciopelo de bosque,
musgo donde reclino la cabeza.
La noche con las olas azules va borrando estas palabras,
escritas con mano ligera en la palma del sueño.
OCTAVIO PAZ
México-1914
México-1914
MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
HOY LO CONFESARÉ TODO
Nací en un barrio.
«Crecí en sus veredas
un día alcé vuelo
soñando triunfar».
Hoy no puedo volver
ni pobre ni vencido.
Tengo sobre mi escritorio
algunas fotografías
papeles y poemas
mi suerte está echada.
Jugaba a los juegos más o menos
ganaba con algunos
perdía con algunos.
No trepé nunca a un árbol
me daban vértigo la hamaca
y el tobogán
jugaba bien al monte
y a la troya y a la rayuela
jugaba con las minas.
Ellas me tocaban siempre
y a veces yo las tocaba.
Cada vez que abría los ojos
me daba cuenta que para mí
no había porvenir.
Era demasiado delgado
miraba siempre de frente
y sonreía.
Después vino el billar.
Apoyaba mi mano en el paño
con firmeza
como con las mujeres
sin contemplaciones.
Dejaba que el cigarrillo
me quemara la boca
me hacía el distraído
y miraba a los rivales.
Mi manera de andar era sublime
ganaba casi siempre.
Jugando al billar era irresistible.
«Crecí en sus veredas
un día alcé vuelo
soñando triunfar».
Hoy no puedo volver
ni pobre ni vencido.
Tengo sobre mi escritorio
algunas fotografías
papeles y poemas
mi suerte está echada.
Jugaba a los juegos más o menos
ganaba con algunos
perdía con algunos.
No trepé nunca a un árbol
me daban vértigo la hamaca
y el tobogán
jugaba bien al monte
y a la troya y a la rayuela
jugaba con las minas.
Ellas me tocaban siempre
y a veces yo las tocaba.
Cada vez que abría los ojos
me daba cuenta que para mí
no había porvenir.
Era demasiado delgado
miraba siempre de frente
y sonreía.
Después vino el billar.
Apoyaba mi mano en el paño
con firmeza
como con las mujeres
sin contemplaciones.
Dejaba que el cigarrillo
me quemara la boca
me hacía el distraído
y miraba a los rivales.
Mi manera de andar era sublime
ganaba casi siempre.
Jugando al billar era irresistible.
Fumaba y soñaba
durante todo el día
con una vieja rica
quería conocer el mar
hubiera dado mi vida
por un día en el mar.
durante todo el día
con una vieja rica
quería conocer el mar
hubiera dado mi vida
por un día en el mar.
Recuerdo todo a pleno sol
el sol en las orejas
dentro de la camisa
debajo de los brazos
entre las piernas
los pies llenos de sol.
Una mujer me dijo viejito
y me limpió los mocos.
Después no me creyeron
querían ver las pruebas.
Tengo sobre mi escritorio
algunas fotografías
una máquina de escribir
la lámpara votiva
papeles y poemas
mi suerte está echada.
el sol en las orejas
dentro de la camisa
debajo de los brazos
entre las piernas
los pies llenos de sol.
Una mujer me dijo viejito
y me limpió los mocos.
Después no me creyeron
querían ver las pruebas.
Tengo sobre mi escritorio
algunas fotografías
una máquina de escribir
la lámpara votiva
papeles y poemas
mi suerte está echada.
El tango lo bailaba más o menos
con algunas mujeres podía
con algunas mujeres no podía.
Pero tenía una mirada
una tristeza en la mirada
y escribía poemas.
con algunas mujeres podía
con algunas mujeres no podía.
Pero tenía una mirada
una tristeza en la mirada
y escribía poemas.
RAINER MARÍA RILKE
Nace en Praga-1875
Nace en Praga-1875
AHORA Y SIEMPRE, SI BIEN YA CONOCEMOS
Ahora y siempre, si bien ya conocemos
cómo es el paisaje del amor,
el cementerio exiguo con nombres de lamento
y el abismo temible y callado en que los otros
acaban. Ahora y siempre
salimos de la mano
bajo árboles antiguos, ahora y siempre,
vamos y nos tendemos entre flores,
delante del cielo.
cómo es el paisaje del amor,
el cementerio exiguo con nombres de lamento
y el abismo temible y callado en que los otros
acaban. Ahora y siempre
salimos de la mano
bajo árboles antiguos, ahora y siempre,
vamos y nos tendemos entre flores,
delante del cielo.
RAÚL GONZÁLEZ TUÑÓN
Argentina-1905
LA CALLE DEL PASO DE LA MULA
La mosca cautiva bajo la campana de vidrio
y el niño que juega porque el sol es bondadoso.
Fíjate como, igual que hoy, igual que ayer, igual
que mañana,
nuestro vecino pasa, recoge su botella de leche,
arroja al suelo el boleto del subterráneo
y sacando el reloj penetra a la casa, a su vida de
todos los días,
igual que ayer, igual que mañana, igual que siempre.
Sólo los puentes, esas piedras cargadas de secretos,
seguirán por los siglos, sobre el río pensativo del tiempo.
Nosotros nos quejamos de morirnos tan pronto.
Vivimos ya una muerte piadosa, tanto
que hasta esperamos morirnos una tarde.
La esquina adonde van a acostarse los ómnibus.
Un hombre que pregunta una dirección vaga.
Un muchacho que entra silbando al mingitorio.
El affiche del Jabón Cadum, ¿sabes?,
el niño que posó tiene ahora cincuenta y tres años
y Toribio, Toribio Sánchez que nos hizo reír allá
abajo
se emborracha con él todos los días.
Nuestro vecino se levantará con el alba
y nosotros, nosotros estaremos aún desvelados
leyendo cuatro cosas, hablando cuatro cosas,
solos, solos, en la íntima isla de los abrazos.
Somos jóvenes y viviremos en otra calle, en otra ciudad.
Todos los paisajes nos hacen pequeños; fíjate,
estarán allí siempre. La esquina
adonde van a acostarse los ómnibus.
Los puentes, el affiche del Jabón Cadum,
la mosca cautiva bajo la campana de vidrio
y el niño que juega porque el sol es bondadoso.
Vinos y licores. Rotisería, Ostras Claires y Portuguesas.
El colchonero.
y el niño que juega porque el sol es bondadoso.
Fíjate como, igual que hoy, igual que ayer, igual
que mañana,
nuestro vecino pasa, recoge su botella de leche,
arroja al suelo el boleto del subterráneo
y sacando el reloj penetra a la casa, a su vida de
todos los días,
igual que ayer, igual que mañana, igual que siempre.
Sólo los puentes, esas piedras cargadas de secretos,
seguirán por los siglos, sobre el río pensativo del tiempo.
Nosotros nos quejamos de morirnos tan pronto.
Vivimos ya una muerte piadosa, tanto
que hasta esperamos morirnos una tarde.
La esquina adonde van a acostarse los ómnibus.
Un hombre que pregunta una dirección vaga.
Un muchacho que entra silbando al mingitorio.
El affiche del Jabón Cadum, ¿sabes?,
el niño que posó tiene ahora cincuenta y tres años
y Toribio, Toribio Sánchez que nos hizo reír allá
abajo
se emborracha con él todos los días.
Nuestro vecino se levantará con el alba
y nosotros, nosotros estaremos aún desvelados
leyendo cuatro cosas, hablando cuatro cosas,
solos, solos, en la íntima isla de los abrazos.
Somos jóvenes y viviremos en otra calle, en otra ciudad.
Todos los paisajes nos hacen pequeños; fíjate,
estarán allí siempre. La esquina
adonde van a acostarse los ómnibus.
Los puentes, el affiche del Jabón Cadum,
la mosca cautiva bajo la campana de vidrio
y el niño que juega porque el sol es bondadoso.
Vinos y licores. Rotisería, Ostras Claires y Portuguesas.
El colchonero.
GIOCONDA BELLI
Nicaragua 1948
CONJURO CONTRA LA ENFERMEDAD
Cuerpo de mis tormentos
Cuerpo gozoso de mis aleluyas.
Cuerpo de uvas y de verdes cactos.
Cuerpo de pan, cuerpo de gacela,
cuerpo de pino, de volcanes altos,
no te me quebrés, no te me enfermés.
Afirmá tu solidez de torre a medio día,
tu salud de potranca en buen potrero.
Prisión de mis sueños,
corredor de todos mis sentidos,
traje de mi cerebro incandescente.
Huí de mis locos pensamientos oscuros.
Encerré mis quejidos.
La ansiedad por mi madre cuidándome en la infancia.
No dejés que el insomnio me desvele,
que se me acaben en humo los pulmones.
Demandá tu dosis de aire puro,
tu ración de sudor,
tu cuota de prados verdes y de trigo.
Cuerpo fiel de todas mis edades.
Seguime, acompañame
por un largo, oloroso, camino.
Cuerpo gozoso de mis aleluyas.
Cuerpo de uvas y de verdes cactos.
Cuerpo de pan, cuerpo de gacela,
cuerpo de pino, de volcanes altos,
no te me quebrés, no te me enfermés.
Afirmá tu solidez de torre a medio día,
tu salud de potranca en buen potrero.
Prisión de mis sueños,
corredor de todos mis sentidos,
traje de mi cerebro incandescente.
Huí de mis locos pensamientos oscuros.
Encerré mis quejidos.
La ansiedad por mi madre cuidándome en la infancia.
No dejés que el insomnio me desvele,
que se me acaben en humo los pulmones.
Demandá tu dosis de aire puro,
tu ración de sudor,
tu cuota de prados verdes y de trigo.
Cuerpo fiel de todas mis edades.
Seguime, acompañame
por un largo, oloroso, camino.
CAMERATA
Violines. Mis piernas suben.
Allegro ma non tropo.
Sotto voce.
Dulcemente se inicia la Opertura.
Tambor. Mi vientre suena a fragua.
Tantas veces te he guardado la música.
Y, sin embargo,
tu arco insistente
engendra nuevos adagios, fugas.
Trompetero de fuego.
¡Anúnciate!
Que te reciban mis lamentos de soprano
y tu voz de barítono responda enardecida.
Pulsa primero el violoncelo,
las cuerdas antes que el cémbalo,
o el piano.
Después haz lo que quieras
Despéinate conduciendo la orquesta.
Que retumben los vientos,
y que aplauda,
enfebrecido,
el público.
Allegro ma non tropo.
Sotto voce.
Dulcemente se inicia la Opertura.
Tambor. Mi vientre suena a fragua.
Tantas veces te he guardado la música.
Y, sin embargo,
tu arco insistente
engendra nuevos adagios, fugas.
Trompetero de fuego.
¡Anúnciate!
Que te reciban mis lamentos de soprano
y tu voz de barítono responda enardecida.
Pulsa primero el violoncelo,
las cuerdas antes que el cémbalo,
o el piano.
Después haz lo que quieras
Despéinate conduciendo la orquesta.
Que retumben los vientos,
y que aplauda,
enfebrecido,
el público.
De “Apogeo”