EL TRABAJO
DEL SUEÑO
La labor de
condensación. El proceso de desplazamiento. Los medios de representación del
sueño: Puesta en escena. La elaboración
secundaria
En la
comparación del contenido manifiesto del sueño con las ideas latentes se
evidencia que ha tenido efecto una magna labor de condensación. El sueño es
conciso, pobre y lacónico en comparación con la amplitud y la riqueza de las
ideas latentes.
Entonces, va
a investigar las relaciones del contenido manifiesto con las ideas latentes y
averiguar por qué proceso ha surgido de estas últimas aquel primero.
Las ideas
latentes y el contenido manifiesto se nos muestran como dos versiones del mismo
contenido. Las ideas latentes nos resultan perfectamente comprensibles en
cuanto las descubrimos. En cambio, el contenido manifiesto nos es dado como un
jeroglífico, para cuya solución habremos de traducir cada uno de sus signos al
lenguaje de las ideas latentes.
El material
mejor para esta investigación será, sin duda, un sueño en cuya elaboración haya
tenido efecto una condensación particularmente enérgica. Elegiremos el de la
monografía botánica. A este respecto el sueño de la monografía botánica,
ejemplo que se nos muestra como el resultado de una asombrosa condensación.
MONOGRAFÍA
: BOTÁNICA:
Sueño de la
monografía botánica. Contenido manifiesto. «He escrito una monografía sobre una
especie (indeterminada) de plantas. Tengo el libro ante mí y vuelvo en este
momento la página por la que se hallaba abierto y que contiene una lámina en
colores. Cada ejemplar ostenta, a manera de herbario, un espécimen disecado de
la planta.» El elemento más evidente de este sueño es la monografía botánica.
Como ya indicamos, procede de las impresiones del día del sueño, pues la tarde
anterior al mismo había visto realmente en el escaparate de un librero una
monograma sobre los ciclámenes. El contenido manifiesto omite mencionar esta
especie y conservar tan sólo la monografía y su relación con la Botánica. La
«monografía botánica» demuestra en seguida su relación con mi estudio sobre la
cocaína, y de esta última se dirige la asociación de ideas, por un lado, al
escrito redactado con motivo del aniversario de un laboratorio y a determinados
hechos relacionados con tal institución, y por otro, a mi amigo el oculista
doctor Königstein, que participó en la aplicación de la cocaína como
anestésico. A la persona del doctor Königstein se enlazan, además, el recuerdo
del interrumpido diálogo que sostuve con él la tarde anterior y los diversos
pensamientos sobre el pago de los servicios médicos entre colegas. Esta
conversación es el verdadero estímulo onírico actual. La monograma sobre los
ciclámenes es también una actualidad, pero de naturaleza indiferente. Resulta,
pues, que la «monografía botánica» del sueño se demuestra como un elemento
común intermedio entre ambos sucesos diurnos, tomado sin modificación alguna de
la impresión indiferente y enlazado con el suceso psíquicamente importante por
amplísimos enlaces de asociaciones. Dice, “Nos hallamos aquí en medio de una
fábrica de pensamientos en la que, como en una obra maestra de hilandería y
según los famosos versos, del Fausto de Goethe: “se «entrecruzan mil y mil
hilos, -van y vienen las lanzaderas, -manan invisiblemente las hebras - y un
único movimiento establece mil enlaces”.
Cualquiera
que sea el sueño que sometamos a esta disección, confirmaremos los mismos
principios; la múltiple determinación y la sobredeterminación de su contenido.
Dice, “Con
este objeto elegiremos el sueño de la inyección de Irma, ejemplo en el que
reconocemos sin esfuerzo que la labor de condensación se sirve, en el trabajo
del sueño, de más de un único medio.
El personaje principal del contenido del sueño
es Irma, mi paciente, que aparece en él con su fisonomía real y, por tanto, se
representa al principio a sí misma. Pero ya su colocación, al reconocerla yo
junto a la ventana, está tomada de un recuerdo referente a otra persona,
aquella señora a la que, según me revelan las ideas latentes, quisiera yo tener
como paciente en lugar de Irma. Por el hecho de padecer ésta una difteritis,
enfermedad que me recuerda la de mi hija mayor, pasa a representar a ésta,
detrás de la cual, y enlazada con ella por la igualdad de nombre, se esconde la
persona de una paciente muerta por intoxicación. En el subsiguiente curso del
sueño cambia la significación de la personalidad de Irma (sin que su imagen
onírica varíe), transformándose en uno de los niños a los que reconocíamos en
la consulta pública de nuestra clínica, ocasión en la que demuestran mis dos
amigos la diferencia de sus capacidades intelectuales. El paso de una a otra
significación quedó, sin duda, facilitado por la representación de mi hija en
edad infantil. Por la resistencia que opone a abrir bien la boca, se convierte
la misma Irma en alusión a otra señora reconocida por mí una vez, y luego,
dentro del mismo contexto, a mi propia mujer. En las alteraciones patológicas
que compruebo en su garganta hallo, además, alusiones a toda una serie de otras
personas.
Todas estas
personas con las que tropiezo al perseguir el elemento «Irma» no entran
corporalmente en el sueño, sino que se esconden detrás de la persona onírica
«Irma», que queda constituida de este modo como una imagen colectiva con rasgos
contradictorios. Un MODO. La condesanción: una imagen colectiva con rasgos
contradictorios.
(Otro):
La
constitución de tal persona colectiva, para los fines de la condensación
onírica, puede llevarse también a cabo fundiendo en una imagen onírica los
rasgos actuales de dos o más personas. De este modo es como ha surgido el
doctor M. de mi sueño. Este personaje lleva el nombre del doctor M. y habla y
actúa como él, pero su aspecto físico y sus padecimientos corresponden a otra
persona: a mi hermano mayor. Un único rasgo, la palidez, se halla doblemente
determinado, siendo común en la realidad a ambas personas. (MODO 3): Un análogo
personaje mixto es el doctor R. en el sueño de mi amigo, que es mi tío. Pero en
este caso ha quedado constituida la imagen onírica de un tercer modo diferente.
No he reunido rasgos físicos del uno con otros del otro, disminuyendo así la
imagen mnémica de cada uno en determinados detalles, sino que he puesto en
práctica el procedimiento seguido por Galton para lograr sus retratos de
familia; esto es, proyectar ambas imágenes una sobre otra, con lo cual
resaltan, acentuados, los rasgos comunes y se destruyen los diferentes,
apareciendo sólo vagamente en la imagen. De este modo resalta, acentuada, como
rasgo común en la vaga fisonomía formada por superposición de las dos personas
diferentes, la barba rubia, detalle que contiene, además, una alusión a mi
padre y a mí mismo, facilitada por la relación al encanecimiento.
La constitución de personas colectivas y
mixtas es uno de los principales medios de que se sirve la condensación
onírica. No tardaremos en tener ocasión de ocuparnos nuevamente de ella en
relación con otras cuestiones. La asociación «disentería» en el sueño de la
inyección se halla también múltiplemente determinada: de una parte, por
similicadencia parafásica con «difteria» (Dysenterie-Diphaérie), y de otra, por
la relación con el paciente enviado por mí a Egipto y cuya histeria logra
burlar al médico. La mención de la propilena en el sueño se demuestra también
como un interesante caso de condensación. Lo que las ideas latentes contenían
no era propilena sino amilena. Pudiera creerse que no ha tenido aquí efecto, en
la elaboración del sueño, más que un sencillo desplazamiento. Así, es, en
efecto; pero este desplazamiento se halla al servicio de los fines de la
condensación, como lo prueba el siguiente apéndice que aquí agregamos al
análisis de este sueño. Deteniendo mi atención un momento más en la palabra
propilena, se me ocurre que es similicadente a propileos (Propylen-Propiläen).
Con esta palabra se alude no solamente a Atenas, sino también a Munich. A esta
última ciudad fui un año antes de mi sueño, con ocasión de una grave enfermedad
de mi amigo. La intervención de este último en mi sueño se hace luego
indiscutible por la emergencia del elemento trimetilamina, que surge poco
después de propilena.
Supongamos
separados, pero enlazados por la contraposición, el grupo de representaciones
de mi amigo Otto, que no me comprende, me niega la razón y me regala un licor
que huele a amilena, y el de mi amigo Wilhelm, que me comprende, me daría la
razón y al que debo tantos valiosos datos, entre ellos algunos interesantísimos
sobre el quimismo de los procesos sexuales. Lo que del grupo de Otto ha de
despertar particularmente mi atención se halla determinado por los sucesos
recientes provocadores del sueño. La amilena pertenece a estos elementos
sobresalientes, predestinados a pasar al contenido manifiesto. El amplio grupo
de representaciones Wilhelm es precisamente animado por la contraposición con
el grupo Otto y en él quedan acentuados los elementos que recuerdan los ya
citados en este último. En mi sueño recurro a una persona que ha despertado mi
desagrado ante otra que puedo oponerla a voluntad, y hago que mi amigo responda
punto por punto a mi contradictor. De este modo, la amilena de Otto despierta
también en el otro grupo recuerdos pertenecientes al círculo de la Química, y
la trimetilamina, apoyada por varios lados llega al contenido manifiesto.
También amilena podía llegar inmodificada a dicho contenido, pero sucumbe a la
actuación del grupo Wilhelm, siendo buscado en toda el área mnémica que este
nombre ocupa un elemento que pueda proporcionar doble determinación para
amilena. Cercana a amilena se halla para la asociación propilena, y desde el
grupo Wilhelm sale a su encuentro Munich con los Propileos.
En
propilena-propileos se encuentran ambos círculos de representaciones, y
entonces llega este elemento intermedio, como por una especie de transacción,
al contenido manifiesto. Se ha creado aquí una especie de elemento común
intermedio que permite una múltiple determinación. Vemos así palpablemente que
la multipledeterminación tiene que
facilitar el acceso al contenido manifiesto. Para la formación de este producto
intermedio se ha llevado a cabo un desplazamiento de la atención desde lo
realmente pensado a un elemento próximo en la asociación.
El estudio
del sueño de la inyección presenta ya más claramente a nuestros ojos los
procesos de condensación que tienen efecto en la elaboración onírica. Hemos
podido reconocer, como peculiaridades de la labor de condensación de selección
de los elementos repetidamente emergentes en las ideas latentes, la formación
de nuevas unidades (personas colectivas y productos mixtos) y la constitución
de elementos comunes intermedios.
¿Para qué sirve la condensación y qué es lo
que la impulsa? Son interrogaciones que nos plantearemos cuando emprendamos el
estudio en conjunto de los procesos psíquicos que se verifican en el trabajo de
los sueños. Por ahora nos contentaremos con dejar establecida la condensación
onírica como una singular relación entre las ideas latentes y el contenido
manifiesto de los sueños.
La labor de
condensación del sueño se hace más que nunca evidente cuando toma objetos palabras
y nombres. Las palabras son tratadas con frecuencia por el sueño como si fueran
cosas, y sufren entonces iguales uniones, desplazamientos, sustituciones y
condensaciones que las representaciones de cosas. Resultado de estos sueños es
la creación de formaciones verbales singularísimas y a veces muy cómicas.
-Una vez que
un colega me remitió un trabajo suyo en el que, a mi juicio, se concedía valor
exagerado a un moderno descubrimiento fisiológico y, sobre todo, se trataba de
él en términos harto ampulosos, soñé a la noche siguiente una frase que
indudablemente se refería a dicho trabajo. Esta frase era: «Es éste un estilo
verdaderamente norekdal.» La solución de este producto verbal me resultó al
principio difícil. No cabía duda de que se había formado en calidad de parodia
de superlativos tales como «colosal» y «piramidal», pero no era fácil adivinar
de dónde procedía. Por fin quedó dividido este monstruo verbal en los nombres
Nora y Ekdal, que son los de dos personajes de dos conocidas obras de Ibsen.
Poco tiempo antes había leído un artículo periodístico sobre Ibsen, original
del mismo autor, cuya última obra criticaba en mi sueño.
B) El
proceso de desplazamiento.
Al reunir los ejemplos de condensación onírica
antes expuestos, hubimos de advertir la existencia de otra relación no menos
importante. Observamos, en efecto, que los elementos que se nos revelan como
componentes esenciales del contenido manifiesto están muy lejos de desempeñar
igual papel en las ideas latentes. E inversamente, aquello que se nos muestra
sin lugar a dudas como el contenido esencial de dichas ideas puede muy bien no
aparecer representado en el sueño. Hállase éste como diferentemente centrado,
ordenándose su contenido en derredor de elementos distintos de los que en las
ideas latentes aparecen como centro. Así, en el sueño de la monografía
botánica, el centro del contenido manifiesto es, sin disputa, el elemento
«botánico», mientras que en las ideas latentes se trata de los conflictos y
complicaciones resultantes de la asistencia médica entre colegas, y luego, del
reproche de dejarme arrastrar demasiado por mis aficiones, hasta el punto de
realizar excesivos sacrificios para satisfacerlas, careciendo el elemento
«botánica» de todo puesto en este nódulo de las ideas latentes y hallándose, en
todo caso, lejanamente enlazado a él por antítesis, dado que la Botánica no
pudo contarse nunca entre mis aficiones.
Ahora bien:
estos elementos esenciales, acentuados por un intenso interés, pueden ser
tratados en la elaboración onírica como si poseyeran un menor valor, y, en su
lugar, pasan al contenido manifiesto otros que poseían seguramente menos valor
en las ideas latentes. Experimentamos en un principio la impresión de que la
intensidad psíquica (#293) de las
representaciones carece de toda significación para la selección onírica,
rigiéndose ésta únicamente por la determinación, más o menos multilateral de
las mismas. Pudiera creerse que al sueño manifiesto no pasa aquello que posee
mayor importancia en las ideas latentes, sino tan sólo lo que en ellas se halla
múltiplemente determinado. Pero esta hipótesis no facilita en lo más mínimo la
inteligencia de la formación de los sueños, pues nos resistiremos a creer, en
un principio, que los dos factores indicados -la multipledeterminación y el valor intrínseco, (la
sobredeterminación)- puedan actuar sino en un mismo sentido sobre la selección
onírica, y juzgamos que aquellas representaciones que en el contenido latente
poseen la máxima importancia habrán de ser también las que con mayor frecuencia
retornen en él, dado que constituyen a manera de centros de los que parten las
diversas ideas latentes.
Y, sin
embargo, puede el sueño rechazar estos elementos intensamente acentuados y
multilateralmente sustentados y acoger, en su contenido, otros que no poseen
sino la última de tales dos cualidades. Para resolver esta dificultad
recordaremos otra de las impresiones que experimentamos al investigar la
sobredeterminación del contenido manifiesto. No nos extrañaría que algunos de
nuestros lectores hubiesen juzgado ya en dicha ocasión que la
sobredeterminación de los elementos del sueño no constituía ningún
descubrimiento de importancia, sino algo natural y esperado. En efecto, puesto
que en el análisis se parte de dichos elementos y se anotan todas las
asociaciones que el sujeto enlaza a cada uno de ellos, no es maravilla ninguna
que en el material de ideas así reunido retornen los mismos con especial
frecuencia. Rechazando desde luego este juicio expondré aquí algo a primera
vista muy análogo: entre las ideas que el análisis nos descubre, hallamos
algunas muy lejanas al nódulo del sueño y que se comportan como interpolaciones
artificiales encaminadas a un determinado fin. Fácilmente descubrimos éste.
Tales ideas
establecen un enlace, a veces harto forzoso y rebuscado, entre el contenido
manifiesto y el latente, y si en el análisis excluyésemos estos elementos, nos
encontraríamos con que faltaba a los elementos del sueño no ya una
sobredeterminación, sino una determinación suficiente por las ideas latentes.
Llegamos de este modo a la conclusión de que la múltiple determinación,
decisiva para la selección onírica, no es siempre un factor primario de la
elaboración del sueño sino con frecuencia un resultado secundario de un poder
psíquico que aún desconocemos. De todos modos tiene que ser muy importante para
el paso de los diversos elementos al sueño, pues podemos observar que cuando no
surge espontáneamente y sin ayuda alguna del material onírico es laboriosamente
constituida. Habremos de pensar, por tanto, que en la elaboración onírica se
exterioriza un poder psíquico que despoja de su intensidad a los elementos de
elevado valor psíquico, y crea, además, por la superdeterminación de otros
elementos menos valiosos, nuevos valores, que pasan entonces al contenido
manifiesto. Cuando así sucede habrán tenido efecto, en la formación del sueño,
una transferencia y un desplazamiento de las intensidades psíquicas de los
diversos elementos, procesos de los que parece ser resultado la diferencia
observable entre el texto del contenido manifiesto y el del latente. El proceso
que así suponemos constituye precisamente la parte esencial de la elaboración
de los sueños y le damos el nombre de desplazamiento. El desplazamiento y la
condensación son los dos obreros a cuya actividad hemos de atribuir
principalmente la conformación de los sueños.
No es, a mi
juicio, nada difícil reconocer el poder psíquico que se exterioriza en los
hechos del desplazamiento. Resultado de este proceso es que el contenido
manifiesto no se muestra igual al nódulo de las ideas latentes, no
reproduciendo el sueño sino una deformación del deseo onírico inconsciente.
Pero la deformación onírica nos es ya conocida y la hemos referido a la censura
que una instancia psíquica ejerce sobre otra en la vida mental; y el
desplazamiento constituye uno de los medios principales para la consecución de
dicha deformación. Is facit cui profuit (*106). Podemos, pues, suponer que el
desplazamiento nace por la influencia de dicha censura, o sea de la defensa
endopsíquica (#294). En subsiguientes
investigaciones nos ocuparemos del desarrollo e influencia recíproca de los
procesos de desplazamiento, condensación y superdeterminación dentro de la
formación de los sueños, y señalaremos cuál es el factor dominante y cual el
accesorio. Por el momento nos limitaremos a indicar una segunda condición que
deben cumplir los elementos que pasan al contenido manifiesto; la de hallarse
libres de la censura de la resistencia. Con el desplazamiento contaremos ya en
adelante, para la interpretación onírica, como un hecho indiscutible.